Bitef

propios pedos, joder. No hacen un agujerito en el hielo y se sientan con la caña de pescar. Abren latas de fabada Litoral y se los zampan a cucharadas. Son esquimales que se cuecen en sus propios pedos. Así como los europeos se cuecen en su propio palabrerío bienpensante. Así como los americanos se cuecen en su propia ignorancia. Así como los. políticos se cuecen en sus propias promesas. Por esto me interesa tanto la relación entre lo que se come y lo que se piensa. La relación estómago-cabeza es una relación básicamente gaseosa: se establece en el eructo, ese gas que va de las tripas a la cabeza, que sale por la boca. Se reconoce en el aliento y en los pedos. Pero sobre todo, por el olor de las orejas. Tu puedes saber con seguridad si otra persona está podrida por el olor de las orejas. Tal vez no lo sepáis pero uno de los peores olores del cuerpo sale por los oídos. Es cuando se descompone algo del cerebro. Por culpa de la comida o mejor dicho, por culpa del eructo que comunica estómago con cerebro. Un pedo, comparado con el olor de los oídos podridos, es un perfume. Peor, no hay nada. (Le pasó a mi perro. Se le pudría el cerebro. Yo le ponía unas gotas todas las noches, durante una semana. Y al acercarme a la oreja llegaba esa peste; la absoluta confirmación de un cerebro podrido. ) La gente dice: para conocer el corazón de una persona yo lo miro fijamente a los ojos, Y yo te digo: si quieres conocer el corazón de una persona, huélele la oreja. En un segundo sabes si está podrido o no está podrido. Por culpa de la comunicación de los gases. Hay algo en ciertas comidas que jode el cerebro. Yo trabajo de payasode Me Donalds. Le doy a los niños Happy meals. Con naves espaciales. Dinosaurios y comida. Si un niño come esto, está claro que eructa esto. Porque el eructo es la comunicación más evidente entre aparato intestinal y cerebro, ya que nace en las tripas y sale por la boca o sea, la cabeza. Luego uno piensa según lo que come. O mejor dicho, lo que eructa, que es la síntesis de lo que come. (No tengo nada en contra del pueblo americano. Solo estudio la relación de los gases y de la comunicación de los gases con el cerebro por medio de los eructos. Y la deformaciones del pensamiento y las deformaciones de la conducta.) He pensado seriamente en envenenar los Happy meals de los niños. Con matarratas. Porque mejor que mueran rápido, ese domingo, a que anden

toda la vida con la cabeza hecha una peste y echando pestes, o sea, echando pensamientos que apestan, joder. Y las cosas que yo pienso, 0j0...1as hago. Lo común es que una persona piense muchas cosas y que no haga nada. O que piense cosas terribles y al final siempre acabe haciendo cosas más o menos correctas. Piensan en matar al jefe y le sirven café. Piensan en saltar por encima del molinete del metro y compran el billete de diez viajes. Piensan en pegarle a un policía hasta dejarlo roto en la acera y van y le preguntan por el nombre de una calle. Piensan en abortar y al final deciden parir. Piensan en quemarvivo a un mendigoy le dan limosna. Piensan votar a la ultraderecha y se quedan dormidos ese domingo. Piensan por fin ser homosexuales o al menos bisexuales y duermen toda una vida un coño junto a una polla. Este es un Happy Meal. Vamos a analizarlo. Aquí están los sucedáneos de lechuga, los sucedáneos de tomate, y sobre todo este pedazo ovalado de color marrón y duro que pretende pasar por un trozo de carne real. A lo que hay que agregar los líquidos amarillos y rojos que no tienen nada ni de mostaza ni de tomate en su fórmula. Luego la mezcla explosiva de todos estos elementos en esta cajita prodigiosa llamada Happy Meal, provoca una gran cantidad de gases nocivos al niño que lo ingiere, con su evidente repercusión eructo-cerebral. Quien coma esto, jamás en la vida podrá volver a pensar correctamente. Y eso puedo demostrarlo científicamente. Por eso lo mejor es echarle matarratas al Happy Meal y a otra cosa. Y como lo que pienso, repito, yo sí que lo hago; compré treinta kilos de matarratas y los cargué en el maletero del coche. Me puse el traje de Ronald el payaso de Me Donalds y detrás en el maletero llevaba el matarratas. Pero me arrpentí por el camino, joder. Me dije, hay que ser más positivo, hostias: mejor comer esto, que chupar pollas. Porque un niño que está comiendo un Happy Meal, no está chupando una polla. Si tienes nueve años y vives en Lisboa, vas al me Donalds todos los domingos. Si tienes nueve años y vives en Cuba, vas a chuparle la polla a un turista italiano. SI tienes nueve años y vives en Bruselas, vas al me Donalds los domingos. Si vives en. Bolivia, vas a la mina para los gringos. Si tienes nueve años y vives en Florencia, vas al me Donalds los domingos. Si vives en África, coses balones para Nike. Si tienes nueve años y vives en Nueva York, vas al me Donalds